LA FILOSOFÍA NO ESTA REÑIDA CON LOS MADRAZOS
CAPÍTULO CUADROS [BIS]
Prevalece eterno el testimonio de la gente de ideas machincuepas, en el sentido de que los golpes ingren a las mujeres. No hay caballero que no haya golpeado alguna vez a una ruca.
Es el distintivo oficial de un macho, y el machismo es la expresión dogmática de un populismo antintelectual.
Qué hombre, por más joto o mandilón, no ha sufrido la imposición de esta etiqueta. Si la cónyuge del algún güey es una fémina emancipada del metate, para que la relación marital funcione y sobreviva, el bato debe necesariamente navegar con banderita de pendejo.
Esa es la única forma de que a uno lo acepte una ruca de tal calado. Es sabido que los maridos verdaderamente ejemplares son aquellos que se dejan mangonear a lo cabrón.
Con este tipo de idiosincrasia populachera-patriarcal-ideológica habían educado al Tuerto; no su padre, sino los vagos y rufianes que cortejaban a su jefa.
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